Los salarios reales impulsan el consumo y sostienen la economía española frente al enfriamiento global
27/06/2025 - ⏱️ 2 min
La economía española se mantiene a flote gracias al consumo de los hogares, que creció un 2,2 % interanual en el primer trimestre de 2025, según datos consolidados del INE y el Banco de España. Este avance se apoya en la mejora sostenida de los salarios reales, que por primera vez desde 2021 superan el ritmo de la inflación, permitiendo un crecimiento del gasto sin deterioro del ahorro familiar.
Este comportamiento contrasta con el estancamiento de otras grandes economías de la eurozona, como Alemania y Francia, donde el consumo se ha visto afectado por la incertidumbre externa, la lenta bajada de tipos de interés y la caída en la producción industrial. En el caso español, el mercado laboral continúa mostrando fortaleza, con una tasa de paro estabilizada en el 11 % y un número de afiliados a la Seguridad Social en máximos históricos.
“El crecimiento no viene esta vez de los fondos europeos ni del comercio exterior, sino del bolsillo de las familias”, explica Nuria Díez, analista de CaixaBank Research. “La mejora de los salarios reales y la estabilidad del empleo han permitido mantener la propensión al consumo incluso en un contexto de tipos elevados”.
Inflación moderada y menor presión hipotecaria
La inflación general se situó en el 2,3 % en mayo, mientras que la subyacente se redujo al 2,8 %, consolidando una senda descendente que ha devuelto cierto margen a los hogares. Aunque el Euríbor sigue por encima del 3 %, los bancos han comenzado a revisar condiciones para nuevos préstamos, y el número de hipotecas firmadas volvió a terreno positivo (+1,4 % intermensual) tras un año de caídas continuas.
En paralelo, la recuperación parcial de poder adquisitivo ha reactivado el consumo en sectores como el comercio minorista (+3,7 %), restauración (+5,2 %) y servicios personales (+6,1 %), lo que ha permitido compensar el freno en inversión empresarial y en la demanda externa.
Desde Funcas, su director de coyuntura Raymond Torres sostiene que “España entra en una fase de crecimiento moderado pero con equilibrio interno, gracias a la mejora de la renta real disponible y una política fiscal aún acomodaticia”.
Implicaciones para el sector inmobiliario: consumo estable, alquiler dinámico y menor riesgo sistémico
- Fortalecimiento de la base de inquilinos y menor morosidad: La mejora de los ingresos reales refuerza la capacidad de pago de los hogares en el mercado del alquiler, reduciendo la tasa de impagos y mejorando los flujos de caja de los portfolios residenciales. Esto aumenta el atractivo de los activos estabilizados para capital institucional.
- Resiliencia de la demanda en compraventa de primera vivienda: Aunque la financiación sigue condicionada por los tipos de interés, el mayor poder adquisitivo está reactivando la demanda de vivienda principal entre clases medias y jóvenes en zonas metropolitanas. El número de visitas a promotoras y búsquedas online ha repuntado un 12 % desde febrero.
- Mayor estabilidad para el build-to-rent (BTR): El dinamismo del consumo interno y el control de la inflación consolidan el BTR como una estrategia defensiva con flujos previsibles, especialmente en Madrid, Valencia, Málaga y Sevilla. Se observa creciente interés por parte de family offices y fondos core-plus.
- Sostenibilidad de rentas comerciales urbanas: La recuperación del gasto en restauración y pequeño comercio está conteniendo la vacancia en locales comerciales prime, especialmente en ejes peatonales. Esto ha frenado la caída de rentas y anima a operadores a renovar contratos por plazos más largos.
- Menor exposición a shocks externos frente a otros mercados europeos: El peso del consumo nacional como motor del crecimiento económico hace que España presente menor vulnerabilidad a la desaceleración industrial alemana, el parón chino o la volatilidad del comercio internacional, lo que da estabilidad al entorno inversor inmobiliario.
Conclusión
La economía española entra en un nuevo equilibrio macroeconómico donde el consumo interno, apoyado en la mejora de los salarios reales, actúa como ancla de estabilidad frente a los vaivenes internacionales. Para el sector inmobiliario, este entorno favorece la consolidación del alquiler residencial, la reactivación contenida de la compraventa y el mantenimiento del atractivo de los activos estabilizados. En un contexto europeo volátil, España destaca por la solidez de su demanda doméstica, lo que refuerza su posicionamiento como plaza preferente para el capital paciente y profesional.
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