La OTAN reabre el debate sobre el gasto en defensa tras el rechazo español a elevarlo al 5 % del PIB
20/06/2025 - ⏱️ 2 min
España mantiene su compromiso del 2 % para 2029, pero se opone a las nuevas exigencias presupuestarias impulsadas por EE. UU., lo que tensa las negociaciones en La Haya antes de la cumbre de Washington.
El Ministerio de Defensa español ha reiterado esta semana su rechazo frontal a las presiones de Estados Unidos y varios socios de la OTAN para elevar el gasto militar al 5 % del PIB, una propuesta que ha empezado a circular con fuerza en los preparativos de la cumbre de la OTAN de Washington, prevista para el próximo julio.
Durante la reunión informal de ministros de Defensa en La Haya, celebrada el pasado martes, España fue uno de los países más críticos con la idea de adoptar un nuevo umbral presupuestario más ambicioso, que duplicaría los actuales compromisos asumidos por los Estados miembros.
“España es un aliado fiable, pero no vamos a convertir el presupuesto militar en una carrera de gasto sin techo”, aseguró la ministra Margarita Robles, respaldada por los gobiernos de Bélgica y Luxemburgo.
Un contexto de tensión geopolítica
El debate se produce en un entorno marcado por:
- La guerra prolongada en Ucrania, con creciente presión para reponer arsenales.
- La tensión militar en el mar Rojo, el Golfo Pérsico y Asia-Pacífico.
- El temor creciente en la UE a una posible retirada parcial del apoyo militar estadounidense si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha defendido que el 2 % del PIB en defensa ya no debe ser un techo, sino un mínimo, e incluso ha citado explícitamente cifras del 3 % al 5 % para países con mayor capacidad económica.
Posición de España: aumentar sí, pero con límites
España sigue comprometida con alcanzar el 2 % del PIB en gasto militar en 2029, tal y como establece su hoja de ruta presupuestaria, pero rechaza cualquier obligación formal más allá de ese objetivo, al considerar que:
- Podría tensionar las cuentas públicas en un momento de necesidad de inversión social y productiva.
- No todos los países tienen el mismo punto de partida en cuanto a equipamiento, industria y dependencia militar.
- La inversión en capacidades cibernéticas, drones e inteligencia artificial también debe contar como gasto estratégico, aunque no sea visible en grandes contratos armamentísticos.
Riesgos para la cohesión aliada
La discusión ha abierto fisuras en el seno de la OTAN. Mientras países como Polonia, Reino Unido o Estados Unidos defienden objetivos más agresivos de gasto, otras economías del sur y del Benelux insisten en la necesidad de un enfoque flexible.
Bruselas teme que un conflicto abierto en torno a esta cuestión pueda afectar a:
- La cohesión estratégica del bloque atlántico.
- Las negociaciones industriales comunes en materia de defensa (programas europeos de misiles, drones, etc.).
- El clima político interno de países con una población mayoritariamente pacifista o con déficits públicos elevados.
La decisión final podría aplazarse hasta la cumbre de Washington, pero todo apunta a que el debate marcará un punto de inflexión en el reparto de cargas dentro de la OTAN, con implicaciones directas para los presupuestos nacionales y la política exterior europea.
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