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Latinoamérica redobla su apuesta por el ‘brick español’: récord de inversión y nueva ola de capital desde México y Argentina

28/06/2025 - ⏱️ 2 min

En un momento de incertidumbre en los mercados financieros globales, los inversores latinoamericanos han intensificado su exposición al sector inmobiliario español. Según datos publicados esta semana por la consultora Colliers International y verificados por Savills Aguirre Newman, el flujo de capital procedente de América Latina hacia activos inmobiliarios en España ha alcanzado máximos históricos en lo que va de 2025, superando los 1.300 millones de euros en transacciones registradas entre enero y junio. Esta cifra representa un crecimiento del 42 % interanual y consolida a España como uno de los principales destinos de inversión para capital latinoamericano, por delante incluso de Miami y Lisboa.

Los principales orígenes de esta nueva oleada de inversión son México, Argentina, Chile y Colombia. El patrón de comportamiento es claro: se trata de patrimonios familiares de alto valor (UHNWI), fondos de inversión boutique y family offices que buscan diversificación, seguridad jurídica y exposición al euro en un contexto de elevada volatilidad en sus mercados domésticos.

“España ofrece a los inversores latinoamericanos un triple refugio: estabilidad institucional, seguridad jurídica y un mercado inmobiliario profundo y diversificado, con rentabilidades todavía superiores a las de Europa central”, señala Rodrigo Céspedes, socio director de Private Capital en Savills.

Madrid y Costa del Sol, ejes principales del capital latino

El foco de estas inversiones se concentra mayoritariamente en Madrid, Marbella, Málaga y, en menor medida, Barcelona y Valencia. En el caso de Madrid, destaca la adquisición de activos prime en Chamberí, Salamanca y el eje Castellana por parte de single family offices mexicanos, algunos de los cuales han constituido vehículos específicos con estructura fiscal en Luxemburgo para canalizar operaciones de más de 30 millones de euros.

En la Costa del Sol, el fenómeno va más allá de la compra de segundas residencias. Se observa una profesionalización del capital latinoamericano con inversiones en proyectos de promoción para venta (build-to-sell) y de alquiler (build-to-rent), así como en complejos turísticos con explotación hotelera directa. En concreto, al menos tres grupos argentinos han adquirido suelo finalista en Estepona y Benahavís con el objetivo de desarrollar promociones residenciales orientadas a un comprador internacional de alto poder adquisitivo.

Colombia y Chile, aunque con volúmenes menores, están canalizando capital hacia activos logísticos y oficinas de nueva generación en parques empresariales madrileños. La lógica: diversificar frente al riesgo político y cambiario regional, y posicionarse en un mercado maduro con liquidez.

Contexto político en América Latina como catalizador

El giro político que se vive en varias economías de América Latina está actuando como catalizador de esta fuga de capital. Las elecciones presidenciales en México, la persistente inestabilidad macroeconómica en Argentina y las tensiones institucionales en Colombia han llevado a que muchos inversores aceleren la internacionalización de sus carteras, priorizando destinos que ofrezcan no solo rentabilidad, sino sobre todo previsibilidad.

España se beneficia, además, de una afinidad cultural y lingüística natural, así como de una red jurídica y notarial que resulta familiar para los operadores latinoamericanos. A ello se suma la existencia de redes consolidadas de asesores legales, fiscales y wealth managers especializados en la conexión iberoamericana, que están jugando un papel clave en la canalización de operaciones.

“Para muchos inversores latinoamericanos, invertir en España no es solo una decisión financiera, sino también estratégica y emocional. Ven en España una suerte de segunda patria institucional”, explica la abogada argentina Mariana Suárez, radicada en Madrid.

Implicaciones para el sector inmobiliario español

El aumento de capital latinoamericano tiene consecuencias estructurales para el mercado inmobiliario español, especialmente en los segmentos prime y en zonas costeras de alto valor. Por un lado, introduce una fuente de liquidez relevante que puede sostener los precios en determinadas zonas, incluso si se desacelera la demanda nacional. Por otro lado, presiona al alza los valores de activos escasos, lo que puede intensificar las tensiones sobre la accesibilidad para los residentes locales.

En paralelo, la sofisticación creciente de estos inversores está elevando el estándar de las operaciones: mayor profesionalización en la gestión de activos, estructuras fiscalmente eficientes y voluntad de permanencia a medio y largo plazo. No se trata ya de compras oportunistas, sino de inversiones estratégicas que integran criterios ESG, modelos de negocio sostenibles y gestión patrimonial multigeneracional.

Para los promotores y desarrolladores locales, esta tendencia abre oportunidades significativas de coinversión y joint ventures. En los últimos seis meses se han registrado al menos cinco acuerdos de promoción conjunta entre fondos latinoamericanos y promotores españoles medianos, especialmente en el segmento residencial de lujo en la Costa del Sol.

Por último, conviene destacar que esta ola de capital podría amplificarse si finalmente el BCE relaja su política monetaria a partir de otoño. Un euro más débil frente al dólar o al peso mexicano fortalecería aún más el atractivo de los activos inmobiliarios españoles en términos relativos.

España se consolida, así, no solo como refugio, sino como plataforma estratégica para el capital latinoamericano. Un fenómeno que promete continuar, al compás de la incertidumbre global y de la consolidación de España como uno de los epicentros del real estate europeo.

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