BIS advierte: las stablecoins amenazan la estabilidad financiera y la soberanía monetaria global
28/06/2025 - ⏱️ 2 min
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), la institución que actúa como banco central de los bancos centrales, ha emitido esta semana una de las advertencias más contundentes hasta la fecha sobre el papel de las stablecoins en el sistema financiero internacional. En su informe anual 2025, el BIS señala que estos activos digitales “no cumplen adecuadamente su promesa de estabilidad” y representan “un riesgo creciente tanto para la estabilidad financiera como para la soberanía monetaria de los Estados”.
Este pronunciamiento, respaldado por los principales responsables de política monetaria de las economías del G20, eleva el tono frente a unas tecnologías que, a pesar de su expansión, siguen operando —en muchos casos— fuera del marco regulatorio formal. En un momento en que el ecosistema de criptoactivos busca legitimarse y atraer inversión institucional, la posición del BIS constituye un duro revés para las stablecoins no respaldadas por marcos legales sólidos ni supervisión bancaria.
“Muchas stablecoins afirman estar respaldadas por activos líquidos y seguros, pero en realidad operan como cajas negras sin transparencia ni supervisión. Esto pone en peligro la estabilidad del sistema en caso de crisis de liquidez o fallos operativos”, advirtió Agustín Carstens, gerente general del BIS.
Una amenaza silenciosa para los bancos centrales
El informe hace especial hincapié en los riesgos que las stablecoins plantean para la soberanía monetaria. En países con monedas débiles o entornos inflacionarios, la adopción de stablecoins privadas como medio de pago o reserva de valor puede erosionar la capacidad del banco central para controlar el suministro de dinero y ejecutar políticas anticíclicas.
El fenómeno, conocido como “criptodolarización”, ya se observa en varios países de América Latina, África y el sudeste asiático, donde USDT (Tether) y USDC (Circle) han superado en circulación a las monedas locales en determinadas zonas. El BIS alerta de que esta dependencia puede generar efectos similares a una dolarización de facto, pero sin acceso a los beneficios institucionales del sistema estadounidense.
“El uso extendido de stablecoins privadas puede socavar la política monetaria nacional, especialmente en economías emergentes. Se trata de un riesgo sistémico con efectos globales”, concluye el informe.
Además, el BIS identifica fallos estructurales en la gobernanza de muchas de estas monedas estables, destacando la falta de auditorías independientes, la opacidad en los mecanismos de respaldo y la concentración de poder en emisores no regulados.
El futuro pasa por las CBDC y las stablecoins reguladas
Lejos de abogar por una prohibición general, el BIS propone una hoja de ruta que pasa por dos grandes líneas: por un lado, el desarrollo de CBDC (monedas digitales de banco central) en entornos mayoristas y minoristas; por otro, el impulso de stablecoins emitidas y reguladas por entidades financieras supervisadas.
Países como Japón, Francia, Corea del Sur y Brasil ya han iniciado pruebas avanzadas de monedas digitales públicas, con el objetivo de ofrecer una alternativa segura, interoperable y tecnológicamente avanzada a las stablecoins privadas. En paralelo, se está discutiendo la posibilidad de emitir stablecoins bancarias, respaldadas por depósitos y supervisadas por los respectivos bancos centrales, al estilo del modelo propuesto por el Bank for International Settlements Innovation Hub.
El BIS urge a establecer un marco normativo internacional armonizado que defina los requisitos de capital, liquidez, auditoría y divulgación de las entidades emisoras de stablecoins. “No se trata de frenar la innovación, sino de canalizarla de forma segura y compatible con el interés público”, argumenta Carstens.
Implicaciones para la tokenización de activos inmobiliarios
El mensaje del BIS tiene consecuencias directas para los mercados de activos tokenizados, incluido el sector inmobiliario. Muchas plataformas que distribuyen participaciones digitales —especialmente en real estate— dependen de stablecoins como medio de pago, de liquidación de dividendos o incluso como garantía colateral.
En este contexto, el endurecimiento regulatorio sobre las stablecoins puede afectar tanto a la arquitectura técnica como a la operativa legal de estos marketplaces. Los proyectos que utilicen USDT, DAI o BUSD como medios de pago podrían enfrentarse a restricciones regulatorias en ciertas jurisdicciones si no garantizan la trazabilidad, el respaldo y la custodia adecuada de los fondos.
Sin embargo, esta presión regulatoria también puede acelerar la profesionalización del ecosistema: favorecerá a aquellas plataformas que trabajen con stablecoins reguladas, integren proveedores financieros con licencia y ofrezcan mecanismos de custodia en conformidad con MiCA o MARF en Europa.
Para los inversores institucionales en real estate tokenizado, el mensaje es claro: será esencial distinguir entre infraestructuras basadas en crypto no regulado y aquellas diseñadas desde el principio con lógica financiera tradicional adaptada al entorno digital.
El mercado inmobiliario tokenizado aún está en fase emergente, pero la definición de las reglas del juego en torno a los instrumentos de liquidación —como las stablecoins— será decisiva para su maduración. La intervención del BIS marca el inicio de una etapa donde tecnología y regulación deberán caminar de la mano.
Suscríbete a nuestra lista de embajadores de forma gratuita y accede antes que nadie a proyectos seleccionados en el mercado inmobiliario.