El Banco de España recorta su previsión de crecimiento para 2025 al 2,4 % y alerta de “debilidad estructural” en el consumo y la inversión
26/06/2025 - ⏱️ 2 min
El Banco de España ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para la economía española en 2025, situándola en un 2,4 %, frente al 2,6 % estimado en marzo y al 2,8 % previsto inicialmente por el Gobierno. El informe, publicado hoy por el organismo supervisor, cita como principales motivos el enfriamiento del comercio internacional, la persistencia de tipos de interés elevados en la eurozona y la menor contribución del consumo privado y la inversión.
La institución también advierte de un “proceso de normalización más lento de lo previsto” tras el impulso extraordinario post-COVID y la ejecución de los fondos europeos, y señala que la economía española podría estar entrando en una fase de crecimiento “más modesto y vulnerable a shocks externos”.
Según el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, “el crecimiento del PIB se mantendrá por encima de la media europea, pero su composición será menos robusta, con debilidad en la inversión productiva y menor empuje del consumo en los hogares más endeudados”.
Un contexto de fragilidad creciente
La revisión del supervisor llega en un momento de elevada incertidumbre geopolítica y financiera. La reciente amenaza arancelaria lanzada por Donald Trump hacia España ha puesto en guardia a los mercados, mientras el BCE continúa con su política monetaria restrictiva, sin comprometer aún una senda clara de bajadas sostenidas de tipos.
En este escenario, el Banco de España advierte que los costes de financiación para hogares y empresas seguirán siendo elevados durante buena parte de 2025, y que el crédito bancario continuará desacelerándose, particularmente en los segmentos de inversión inmobiliaria y consumo durable.
Por otro lado, aunque el empleo mantiene un buen comportamiento —se prevé un crecimiento del 2,1 % en la ocupación—, la productividad por hora trabajada no está repuntando al ritmo necesario para sostener aumentos salariales generalizados sin generar tensiones inflacionistas.
Revisión también a la baja para 2026
Además del recorte para este año, el Banco de España ha revisado también sus previsiones para 2026, que pasan del 2,1 % al 1,9 %, lo que sugiere una desaceleración tendencial que obliga a replantear algunas estrategias fiscales y de inversión pública.
El supervisor reclama prudencia presupuestaria al Gobierno, recordando que España deberá volver a cumplir con los nuevos techos de déficit de la UE a partir de 2026, lo que podría traducirse en ajustes por valor de entre 8.000 y 12.000 millones de euros si no se revisan los ingresos.
Implicaciones para el sector inmobiliario: ciclo maduro, capital más caro y ajuste en expectativas
- Financiación más restrictiva: se espera un endurecimiento en las condiciones de financiación para promotores y compradores, con mayor exigencia de garantías.
- Moderación en la demanda de compraventa: la menor renta disponible podría ralentizar la rotación de activos, aunque el alquiler seguiría mostrando fortaleza relativa.
- Diferenciación geográfica en el atractivo inversor: Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia seguirán atrayendo capital; los mercados secundarios pueden sufrir más.
- Impacto en logística y oficinas: la desaceleración empresarial afectaría la contratación de superficie; se buscarán espacios flexibles y eficientes.
- Mayor selectividad del capital institucional: se priorizarán activos estabilizados y rentas sólidas; menor apetito por desarrollos especulativos.
La rebaja del crecimiento proyectado marca un punto de inflexión: el sector debe adaptarse a un entorno más exigente, pero aún cargado de oportunidades defensivas bien posicionadas.
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