El Banco de España prevé que la inflación se reduzca al 2,4 % en 2025 y al 1,7 % en 2026
18/06/2025 - ⏱️ 2 min
La inflación en España continuará su senda descendente en los próximos dos años, según las últimas previsiones publicadas esta semana por el Banco de España. La autoridad monetaria estima que la tasa de inflación general se situará en el 2,4 % en 2025, para moderarse aún más hasta el 1,7 % en 2026, acercándose al objetivo del Banco Central Europeo (BCE) del 2 %.
Este escenario se basa en la progresiva estabilización de los precios energéticos, especialmente del gas natural y la electricidad, así como en una moderación de los costes laborales unitarios derivada de un crecimiento contenido de los salarios pactados en convenio colectivo. Además, la institución prevé que la inflación subyacente —que excluye energía y alimentos frescos— también caerá, hasta situarse en el 2,6 % en 2025 y el 2,1 % en 2026.
Menor presión en la cadena de costes
Uno de los elementos destacados por el informe es la desaceleración de los efectos de segunda ronda: mientras que en 2022 y 2023 el encarecimiento de la energía se trasladó rápidamente a bienes industriales y servicios, en 2025 se prevé una ruptura parcial de esa transmisión, favorecida por la normalización de los márgenes empresariales y una menor presión de la demanda.
Asimismo, la recuperación de las cadenas logísticas globales y el descenso en los costes de transporte marítimo han contribuido a reducir la inflación importada. Según el informe, “la reducción en el precio de los insumos y la estabilización de la demanda permiten anticipar un entorno de precios más estable para el bienio 2025-2026”.
Riesgos geopolíticos y volatilidad del petróleo
No obstante, el Banco de España advierte de riesgos latentes que podrían frenar o incluso revertir esta tendencia bajista. En particular, menciona la inestabilidad en Oriente Medio, donde un repunte del precio del petróleo por encima de los 100 $/bbl podría reactivar la presión inflacionaria a corto plazo. También subraya los riesgos asociados a una eventual fragmentación del comercio global, que elevaría los costes logísticos y de aprovisionamiento.
Otro factor de riesgo es el comportamiento del euro. Si la divisa europea se deprecia significativamente frente al dólar, los precios de las importaciones energéticas y tecnológicas podrían encarecerse, dificultando el control de la inflación.
Efectos sobre política monetaria y consumo
De cumplirse estas previsiones, España entraría en una fase de inflación moderada y compatible con una política monetaria menos restrictiva, lo que abriría la puerta a una eventual bajada de tipos de interés por parte del BCE en el segundo semestre de 2025. Esto tendría un efecto positivo sobre el coste de financiación de hogares y empresas, y podría reactivar parcialmente la inversión privada y el consumo, actualmente contenidos por la elevada carga financiera y la incertidumbre externa.
El informe también estima que el poder adquisitivo de los salarios reales se recuperará progresivamente tras años de erosión por la inflación, aunque subraya la necesidad de mantener la competitividad internacional para evitar presiones inflacionarias por vía salarial.
En resumen
La reducción proyectada de la inflación en España representa un respiro tras varios años de tensiones de precios, pero el entorno global sigue plagado de riesgos exógenos que podrían alterar la trayectoria prevista. En un contexto de elevada incertidumbre geopolítica, el Banco de España apuesta por una vigilancia continua, flexibilidad en la política monetaria y responsabilidad fiscal, como pilares para consolidar la estabilidad macroeconómica del país.
Suscríbete a nuestra lista de embajadores de forma gratuita y accede antes que nadie a proyectos seleccionados en el mercado inmobiliario.