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La vivienda en España se encarece un 8,4 % en 2024, el mayor ritmo desde la burbuja de 2007, y la tendencia continúa en 2025

08/09/2025 - ⏱️ 2 min

El mercado inmobiliario español cerró 2024 con un repunte que no se veía desde antes de la crisis financiera global. Según el INE, el Índice de Precios de Vivienda (IPV) registró un incremento medio anual del 8,4 %, con un avance interanual del 11,3 % en el cuarto trimestre —el más elevado en 17 años, desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007.

Los datos reflejan la presión de una demanda que no encuentra respuesta en la oferta. El crecimiento poblacional ha sido determinante: Madrid sumó 140.000 habitantes en 2024 —la mitad por inmigración—, mientras que solo se concedieron en torno a 20.000 licencias de obra nueva en la región. Este desequilibrio entre hogares creados y viviendas disponibles se ha convertido en el motor principal de la escalada de precios.

A nivel nacional, el Banco de España ha alertado de un déficit estructural de entre 400.000 y 450.000 viviendas en 2021-2024, que podría alcanzar las 600.000 si se mantienen las tendencias actuales. En ciudades costeras y turísticas, el auge del alquiler de corta estancia ha absorbido hasta la mitad del parque disponible, intensificando la tensión y dificultando el acceso a la vivienda habitual.

La dinámica al alza no se detuvo en 2024. De acuerdo con el IPV del INE, el primer trimestre de 2025 cerró con un crecimiento del 12,7 % interanual, la subida más pronunciada desde 2007. El Banco de España advierte que la tendencia podría extenderse, con incrementos adicionales del 10,8 % en 2025 y del 6,3 % en 2026.

La reacción social ha sido inmediata. En abril de 2025, decenas de miles de ciudadanos se manifestaron en Madrid, Barcelona y otras ciudades, denunciando la escalada de precios y reclamando medidas para limitar la presión del capital extranjero y del alquiler turístico sobre la oferta disponible. Estas protestas, recogidas por AP y varios medios, evidencian que la vivienda se ha convertido en un asunto central de la agenda política.

El Gobierno, consciente de la magnitud del problema, ha impulsado el despliegue de la Ley de Vivienda 12/2023 y ha propuesto medidas como el PERTE de industrialización de la construcción, dotado con €1.300 millones para levantar hasta 20.000 viviendas/año con fondos europeos. Sin embargo, la ejecución sigue rezagada: hasta finales de 2024 se habían entregado solo 350 viviendas públicas, frente a un objetivo de 20.000 anuales.

La combinación de escasez estructural de oferta, incremento demográfico y presión inversora extranjera sitúa a España entre los mercados más atractivos y a la vez más tensionados de Europa. Según Colliers, el país entró por primera vez en el Top 5 mundial de destinos preferidos para inversión inmobiliaria comercial en 2025, lo que confirma la confianza internacional pero plantea un reto: equilibrar la llegada de capital foráneo con la vivienda asequible para la población local.

El debate sigue abierto. Mientras algunos interpretan la escalada como signo de fortaleza y resiliencia, otros advierten del riesgo de reproducir los desequilibrios que precedieron a 2007. La clave según analistas y reguladores— estará en cómo España gestione la producción de vivienda, la política de alquiler y la entrada de capital internacional en los próximos dos años.

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Este contenido tiene únicamente fines informativos y periodísticos. Jamás debe interpretarse como consejo de inversión.

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