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Social Housing en España: una brecha estructural en comparación con Europa

19/08/2025 - ⏱️ 2 min

España atraviesa una situación crítica en términos de vivienda social. El parque de vivienda pública o social representa apenas entre el 1,5 % y el 3 % del total del parque residencial, muy por debajo de la media europea, estimada en torno al 9 %.

Este déficit estructural tiene consecuencias palpables. Más del 40 % de los inquilinos españoles destina más del 40 % de sus ingresos al pago del alquiler, superando ampliamente la media europea del 27 %.

Una anomalía europea persistente

La proporción de vivienda social en España se sitúa entre las más bajas de toda la Unión Europea y el conjunto de la OCDE. El informe PH4.2.1 de la OCDE señala que en países como Austria, Dinamarca y los Países Bajos, más del 20 % del parque inmobiliario está destinado a vivienda social. En otros, como España, Portugal o Estonia, esta proporción no alcanza siquiera el 2 %.

Estas cifras contrastan con las medias europeas: 9 % del total del parque en la UE, y alrededor del 8 % en la OCDE. Incluso organizaciones independientes apuntan a cifras similares. Según Tomorrow Building, España se encuentra en el puesto 18, con apenas 2,5 % de vivienda social.

Crisis estructural y reto político

España enfrenta un déficit acumulado de entre 450 000 y 600 000 viviendas, según estimaciones del Banco de España. Este déficit se debe a una combinación de aumento de la demanda, escasez de suelo urbanizable, rigidez administrativa y el auge del alquiler turístico.

En respuesta, el presidente Pedro Sánchez ha propuesto triplicar la inversión pública en vivienda hasta 7 000 millones de euros en los próximos cuatro años, siempre que las comunidades autónomas aporten el 40 % del total. El objetivo declarado: elevar el porcentaje de vivienda social hasta alcanzar la media europea del 8 %.

No obstante, los expertos advierten que cumplir ese objetivo exigirá añadir al menos 850 000 viviendas sociales adicionales al parque existente, lo que implica reformas fiscales, urbanísticas y administrativas de gran calado.

Impacto social y económico del déficit

La falta de vivienda social no solo genera tensión en el mercado, sino que alimenta un malestar profundo. El año pasado, miles de personas —jóvenes, familias y trabajadores— salieron a la calle en ciudades como Madrid y Barcelona para protestar contra la crisis de acceso a la vivienda y exigir la ampliación del parque público.

Además, esta situación afecta al bienestar económico y social. El alto coste del alquiler —que supera el 40 % del ingreso en muchos casos— limita la movilidad social, frena la emancipación juvenil y genera vulnerabilidad entre colectivos ya frágiles.

Conclusión: el desafío pendiente

España podría emerger de esta crisis solo con un compromiso real y sostenido hacia la vivienda social. Solo así podrá alinear su parque residencial con los estándares europeos; aliviar la presión del mercado privado; y construir un modelo de acceso a la vivienda basado en la equidad y la estabilidad, no en la especulación.

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Disclaimer: Este artículo se proporciona con fines informativos únicamente. En ningún caso debe interpretarse como consejo de inversión.

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