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La vivienda se aleja de muchos: protestas y esperas reflejan el otoño crítico del acceso al alquiler en España

10/09/2025 - ⏱️ 2 min

España se enfrenta hoy a una crisis de vivienda que ya no se limita a los precios elevados: es social, urbana y visceral. Cientos de personas hacen cola frente a ventanillas de administración pública o agencias inmobiliarias, mientras una tensión creciente se traduce en protestas multitudinarias. En Barcelona, una residente expresaba con indignación: “Barcelona está llena de turistas. Los alquileres son extorsivos” —una queja que encarna el descontento colectivo frente al incremento de viviendas turísticas y fondos especulativos que expulsan a los habitantes tradicionales.

La escasez de oferta asequible no aparece por generación espontánea. Entre 2021 y 2024, el déficit acumulado alcanzó hasta 765.000 viviendas, equivalentes al 4 % del parque inmobiliario total de España, según un informe de CaixaBank Research Sur in English. A pesar de una ligera recuperación —con 132.000 viviendas nuevas aprobadas el último año, un +13 %— la brecha se ensancha: la oferta continúa siendo insuficiente para detener la presión alcista sobre precios Sur in English.

La frustración no se queda en cifras. En una protesta celebrada en Madrid, los asistentes coreaban consignas como “acaba con el negocio de la vivienda” y “los caseros son culpables, el gobierno es responsable”. Según defensores del movimiento, 1,4 millones de hogares en España destinan más del 30 % de sus ingresos a vivienda, y 200.000 más están en esa situación que hace una década.

El fenómeno adquiere tintes dramáticos cuando jueces intervienen: en un fallo reciente, una familia madrileña obtuvo el cierre obligatorio de 10 pisos turísticos en su bloque, tras haber sufrido dos años de comportamiento “ilícito y antihigiénico” por parte de los ocupantes —desde ruido y vandalismo hasta actos sexuales en zonas comunes— que dañaron su salud mental y privaron su descanso .

El Gobierno reconoce que el desafío es crítico. En palabras del ministro de Economía, Carlos Cuerpo: “España podría recibir hasta 100 millones de turistas este año… y esto plantea retos que ya no podemos ignorar”. El Ejecutivo ha identificado como causas del desajuste la falta de construcción tras la crisis de 2008, el crecimiento demográfico por inmigración y el boom de la economía turística. En respuesta, anunció una ofensiva regulatoria contra anuncios ilegales de Airbnb y el impulso a la construcción de vivienda pública para afrontar un déficit estimado de 450.000 hogares.

Esta tormenta perfecta ha generado una urgencia renovada: los ciudadanos ya no toleran un mercado residencial desbordado por intereses especulativos. La vivienda, consagrada como derecho constitucional en el artículo 47, se ha convertido en un terreno de disputa política, judicial y social. El fenómeno revela que el parque inmobiliario necesita más que inversiones: requiere una revisión del uso —dedicarlo al hábitat y no a la especulación—, una aceleración de la protección regulatoria y una estrategia efectiva en vivienda pública. De lo contrario, las colas frente a ventanillas, los tribunales y las plazas de protesta persistirán como brújulas de un sistema que, de no corregir rumbo, podría perder legitimidad frente a quienes más sufren la falta de techo.

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Disclaimer: Este artículo es meramente informativo y en ningún caso debe considerarse como consejo de inversión.

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