España acelera y el ladrillo acompaña: el papel del inmobiliario en la economía más dinámica del mundo desarrollado
13/08/2025 - ⏱️ 2 min
En apenas un lustro, España ha pasado de ser una de las economías más castigadas por la pandemia a encabezar el crecimiento entre los países avanzados. Según datos oficiales del INE y estimaciones de la Comisión Europea, el PIB español creció un 3,2 % en 2024 y mantiene en 2025 un ritmo cercano al 2,5 %, muy por encima de la media de la eurozona (1,2 %).
Entre los motores de esa expansión figuran el turismo —que ha recuperado e incluso superado niveles de 2019— y la inversión empresarial, pero también un sector inmobiliario que, lejos de enfriarse, ha demostrado una notable resiliencia. En el primer semestre de 2025 se cerraron cerca de 360.000 compraventas de vivienda, un 20 % más que en el mismo periodo del año anterior y la cifra más elevada desde 2007, según el Consejo General del Notariado.
La tracción del turismo y la inversión hotelera
La pujanza turística se traduce en cifras récord de visitantes y en un flujo constante de inversión hotelera. El último informe de Colliers señala que entre 2025 y 2028 se abrirán en España 775 nuevos hoteles, con un volumen estimado de inversión de 7.800 millones de euros. Andalucía, la Comunidad Valenciana y Canarias concentran gran parte de estos proyectos, muchos de ellos de gama alta, en respuesta a una demanda internacional que valora calidad y experiencia.
Vivienda residencial: entre la demanda estructural y la presión regulatoria
El mercado residencial vive un momento de fuerte demanda, alimentada por la creación de empleo —el paro ha caído al 10,6 %—, la llegada de población inmigrante y el interés de inversores internacionales que siguen viendo a España como un destino seguro para su capital.
Sin embargo, persisten retos. El déficit estructural de vivienda asequible y las tensiones en el alquiler urbano han motivado medidas regulatorias como la limitación de rentas y la supresión del visado de residencia por inversión (golden visa). Organizaciones sectoriales como la Asociación de Promotores y Constructores de España alertan de que estas iniciativas, aunque bienintencionadas, podrían restringir la oferta y encarecer aún más el acceso.
La construcción como termómetro económico
La actividad constructora aporta aproximadamente un 5,8 % del PIB y da empleo directo a más de 1,3 millones de personas. En 2025, los visados de obra nueva mantienen un crecimiento interanual del 8 %, reflejo de la fortaleza de la demanda, aunque los promotores advierten de presiones al alza en costes laborales y de materiales.
Fondos internacionales, especialmente procedentes de Europa central y Norteamérica, han incrementado su presencia en proyectos residenciales y logísticos, atraídos por rentabilidades netas que superan a las de otras capitales europeas y por la estabilidad macroeconómica.
Inversión institucional y nuevos instrumentos
El apetito inversor también se alimenta de la innovación financiera. La tokenización de activos inmobiliarios —la digitalización de derechos de propiedad para su compraventa fraccionada— ha comenzado a implantarse con la autorización de la primera Entidad Responsable de Inscripción y Registro (ERIR) en España. Este marco legal aporta seguridad jurídica y abre la puerta a que pequeños inversores accedan a segmentos antes reservados a grandes patrimonios.
Empresas como la valenciana Reental, que ha tokenizado más de 50 millones de euros en inmuebles, confirman que este canal puede ampliar la base inversora y diversificar el riesgo, aunque su impacto macro todavía es incipiente.
Perspectivas
Los analistas coinciden en que el binomio crecimiento económico–dinamismo inmobiliario podría mantenerse a medio plazo, siempre que no se produzcan shocks externos significativos y que la política monetaria del BCE continúe relajándose. Una bajada gradual de los tipos de interés aumentaría la capacidad de compra de los hogares y mejoraría la rentabilidad relativa de los activos inmobiliarios frente a la renta fija.
En un contexto geopolítico incierto, la percepción de España como “puerto seguro” dentro de la eurozona juega a favor de la continuidad de las inversiones, tanto en residencial como en activos terciarios.
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Disclaimer: Este artículo tiene únicamente fines informativos y no constituye en ningún caso una recomendación o asesoramiento de inversión.